El pequeño comercio en Leganés
El pequeño comercio en Leganés . Hay barrios y barrios. Está claro. Los hay de calles estrechas y tiendas de toda la vida. Los hay de grandes avenidas con tres carriles para el tráfico y urbanizaciones con jardín y piscina. Hay barrios con aceras tupidas de gente y otros dónde sus habitantes viven más dentro que fuera. El modelo de urbanismo depende del tráfico, de las zonas verdes y de las zonas comunes en gran medida. El modelo humano de ciudad depende más de la relación de sus vecinos entre sí.
El pequeño comercio favorece la cercanía entre vecinos. Consolida los barrios llenos de vida, con calles transitadas donde encontrar a otros vecinos con los que hablar. La relación del comerciante con el cliente suele basarse en la confianza, dado que se conocen de toda la vida. Pero lo que es más, el pequeño comerciante se convierte en el especialista amable que domina su sector y que siempre te ofrecerá la fruta de temporada más jugosa, el electrodoméstico con la mejor relación calidad precio y el regalo que mejor se ajuste al perfil del obsequiado.
Nadie niega que las grandes superficies tienen su tirón y que todos compramos en ellas de cuando en cuando. Pero apostar por el comercio de proximidad ayuda a mantener viva la ciudad que quieres. Da puestos de trabajo a muchas personas de tu entorno y genera barrios más cohesionados.
Si los pequeños comercios cierran, los barrios enmudecen. Si se apagan las luces de los escaparates, las calles oscuras no invitan al paseo. Si los comerciantes desaparecen se llevan con ellos su voz, la que acompaña a tantos vecinos. Si echan el cierre y no vuelven ¿a dónde irán a parar las telas al peso, las hormas de los zapatos, los delantales de los carniceros, las tuercas de mil tamaños y los cromos de colección?
Yo no necesito que todo esté en el mismo sitio, prefiero pisar la acera aunque a veces tenga caca de perro. Prefiero que mi hijo pruebe la fruta que amablemente le ofrece el frutero. Disfruto al conversar en la mercería y me gusta que alguien me despida por mi nombre. Pero siempre que nos despedimos y cruzo la puerta de vuelta a casa, un ligero cosquilleo sacude mi espalda. Espero que no sea una despedida para siempre. Militantes de una ciudad habitable, volvemos después de unos días para comprar y comprobar que la ciudad que queremos sigue viva. El pequeño comercio en Leganés