El pabellón de hielo de Leganés cumple 25 años.
25 años lleva Leganés teniendo un pabellón de hielo referente en toda la zona sur. De hecho, nuestros vecinos más cercanos no tienen pista de hielo y por eso son muchos los que llevan años viniendo aquí. Cuántas tardes de sábado patinando, cuántas navidades deslizándonos por la pista mientras sonaban villancicos, cuántas risas y cuántos amigos han pasado por aquí. Esta pista de hielo ha sido testigo de muchas primeras citas, también de grandes historias de superación personal, incluso más de una pedida de mano en directo. Ellas, obviamente, dijeron que sí.
Javier Fernández, el medallista olímpico, también ha pasado por el pabellón de hielo de Leganés y no deja de frecuentarlo con cierta asiduidad debido a su cercanía, a su calidad y a su buena relación con Laura y Carlos, los gerentes. Este joven matrimonio apasionado por el deporte decidió dar un paso al frente en la gestión de la pista al fallecer el padre de Laura, antiguo propietario. De este modo, Laura pasó de ser una patinadora más, a tener a su cargo 1450m2 de pista de hielo con escuela de patinaje, cafetería, vestuarios y buenas comunicaciones a través de bus, metro (El Carrascal).
Laura que lleva patinando desde los once años, siente el patinaje como una forma de vida. Y siempre explica que el deporte tiene enormes beneficios para los niños que aprenden de forma divertida a trabajar y controlar todo su cuerpo. Además, para los jóvenes y adolescentes supone una forma de ocio sano con música actual y entre amigos. Pero Carlos nos recuerda que cualquier persona a cualquier edad puede patinar, desde su alumno más pequeño que tiene cuatro años hasta el más mayor por el momento que tiene sesenta y cinco. En el pabellón de hielo de Leganés han creado pases especiales para colegios con monitores y cuarenta andadores infantiles acolchados para que los peques se inicien en el patinaje. También se pueden celebrar cumpleaños con merienda y patines.
Ahora a Carlos y a Laura les ha tocado también lidiar con la pandemia. Pero para eso tienen sus normas, el uso obligatorio de guantes y mascarilla, la limpieza continua de los bordes de la pista, el aforo reducido, la ventilación que regenera el aire de manera sistemática y el pulido diario del hielo. La seguridad y la calidad son dos máximas para ellos y son también la clave del éxito de su escuela de patinaje artístico y de las sesiones públicas de fin de semana de viernes, sábado y domingo. Y ciento cincuenta pares de patines nuevos a estrenar además de calzas de plástico higiénicas.
¡Qué suerte tenemos de tener un pabellón de hielo abierto en nuestra localidad! ¡Y qué suerte tenemos de contar con apasionados del deporte y de la vida saludable y divertida! En apoyo a la PYMES y al Comercio Local felicitamos a esta pareja de románticos que un día supieron decir que sí al reto de dar un paso al frente y gestionar un lugar único. Por otros 25 años más haciendo que muchos deslicen sus sueños por el hielo al patinar. ¡Felicidades!